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Uso Responsable de las Pantallas en Niños y Adolescentes

  • Foto del escritor: Fernanda Calderon
    Fernanda Calderon
  • 17 ago
  • 2 Min. de lectura
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En la actualidad, las pantallas forman parte de nuestra vida cotidiana: celulares, tablets, computadores y televisores están presentes en casa, en el colegio e incluso en espacios de recreación. Sin embargo, para los niños y adolescentes, el uso excesivo o inadecuado puede afectar su desarrollo, el sueño, la concentración e incluso sus relaciones sociales. Por eso, más que prohibir, el desafío está en enseñar un uso responsable y equilibrado.


¿Por qué es importante regular el tiempo de pantallas?

El cerebro infantil está en pleno desarrollo y necesita experiencias variadas: juego libre, interacción con otros niños, movimiento, actividades creativas y descanso. Cuando las pantallas ocupan demasiado tiempo, estas experiencias se reducen. Además, estudios han demostrado que un uso excesivo puede asociarse a problemas de atención, sedentarismo, dificultades en el sueño y menor rendimiento escolar.


Recomendaciones generales de tiempo en pantalla

La Organización Mundial de la Salud y diversas sociedades pediátricas sugieren:


  • Menores de 2 años: evitar el uso de pantallas.

  • Niños de 2 a 5 años: máximo 1 hora diaria, siempre supervisada.

  • Niños y adolescentes de 6 a 17 años: idealmente no más de 2 horas diarias de ocio frente a pantallas.


Más que el tiempo exacto, lo importante es la calidad de los contenidos y el equilibrio con otras actividades.


Consejos prácticos para padres

  • Dar el ejemplo: los niños imitan lo que ven. Si los adultos moderan su uso, ellos lo aprenderán.

  • Crear espacios libres de pantallas: por ejemplo, durante las comidas o antes de dormir.

  • Fomentar otras actividades: deportes, lectura, juegos de mesa o actividades artísticas.

  • Supervisar contenidos: elegir aplicaciones y programas adecuados a la edad, evitando material violento o poco educativo.

  • Dialogar sobre la tecnología: enseñar a los niños a usarla como una herramienta positiva, no como un refugio.


El equilibrio es clave

Las pantallas no son enemigas: pueden ser un recurso educativo y de entretenimiento si se usan con límites claros. Lo importante es acompañar a los niños en este proceso, enseñándoles desde pequeños que el equilibrio entre tecnología, juego y descanso es la mejor manera de crecer sanos y felices.

 
 
 

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